Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo https://tayahwsq615157.weblogco.com/38757397/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi